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domingo, marzo 06, 2011

Orgullo y Prejuicio


¿Qué significaba amar a finales del Siglo XVIII?

“Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa” así da inicio uno de los clásicos más grandes de la literatura inglesa, y uno de los libros más conocidos alrededor del mundo. Orgullo y prejuicio narra la historia de la familia Bennet; el Sr. y la Sra. Bennet y sus cinco hijas.

Jane Austen crea en esta novela personajes con características personales muy bien definidas y con matices psicológicos particulares en cada uno. Dichos matices son uno de los factores por los cuales Orgullo y prejuicio se hace un clásico tan exitoso, en él la autora logra retratar con fidelidad el carácter de las personas; el humano es todo lo que puede ser, y con el tiempo toma las lecciones que le da la vida y las hace suyas.


¿El amor o el dinero?, para muchos, en la actualidad, van de la mano y hace tres siglos eran prácticamente inseparables. Sólo unas pocas mujeres podían decidir con quién se casaban, si no estaban prometidas a alguien, en otros muchos casos se iban con el mejor postor, y la gran mayoría terminaba casándose con el primer hombre que lo propusiera. Era eso o quedar soltera, lo cual para la época no era una opción viable.

Elizabeth (Lizzy) Bennet, la segunda de cinco hermanas, es una mujer bella, pero más que bella es inteligente y sagaz, y su mayor defecto es el prejuicio, ella busca un compañero a quien amar, viendo la vida de manera romántica. Lleva con indulgencia la vida provinciana que le ha tocado vivir, y se ayuda a soportarlo, con la mayor serenidad posible, gracias a su padre y a su hermana mayor, Jane, quienes son sus personas más cercanas y sus confidentes. Lizzy, llevada al principio, por un desafortunado comentario que le escuchó a su nuevo vecino, el Sr. Darcy, en el que la calificaba de “no tan bella para merecer su atención”  lo juzga apresuradamente y se crea una opinión menos que favorable acerca de él. Por otra parte Fitzwilliam Darcy es un hombre que a primera vista parece arrogante y orgulloso, más una vez que se le conoce deja ver que bajo esa fachada posee un interior honesto y de buenos sentimientos, él es más bien tímido. Darcy se cuida constantemente de las personas que se acercan a él por su posición social; inicialmente él se ve inclinado a desmerecer a Elizabeth de sus atenciones por considerarla socialmente inferior a él, mostrándose, no para menos, orgulloso y superior a  los demás.

Con el paso del tiempo estos dos personajes se verán ligados en más de una forma. El Sr. Darcy es el primero en darse cuenta del error cometido al juzgar a Elizabeth sólo por su posición social, y comienza a admirarla por atributos como su inteligencia y personalidad, sin dejar de lado su belleza; atrás quedaron los días en que Darcy pensaba con claridad,  ahora Lizzy ocupa la mayor parte de sus pensamientos, y llegado un día en el que coincidieron no pudo más que declararle su amor y admiración, para finalmente proponerle matrimonio; no sin antes dejar claro que lo hacía en contra de su buen juicio. Esto tiene un efecto contrario al esperado en Elizabeth, quien ofendida declina la oferta; para ella la posición social y ventajosa de Darcy no era lo importante si no cómo podía él expresarse acerca de ella o de su familia, la cual por de más ella sabía que estaba muy lejos de ser perfecta. A los pocos días comienza a ver lo equivocada que había estado al juzgar tan duramente al Sr. Darcy, quien con diferentes acciones dejó ver su verdadera naturaleza y su bondad, esto la hace cambiar su opinión inicial de él, pero no se arrepiente de haberlo rechazado, si no de haberlo juzgado mal. Un día de viaje con sus tíos estos insisten en hacer una parada en la mansión de Pemberley, hogar de Darcy, y aprovechar que él no se encuentra allí para hacer el recorrido turístico, es sólo hasta que Lizzy ve la magnitud del hogar de Darcy cuando se da cuenta, y entiende, por qué en el momento que este se le propuso se había esmerado en hacerle saber la diferencia de las condiciones de sus familias, es ahí cuando sus sentimientos comienzan a cambiar, al darse cuenta de que él realmente debía amarla, ya que se opuso a todos los estándares sociales y a lo que dictaban las costumbres del momento.

El pensamiento general de la época, para el matrimonio, era el de la conveniencia, pero esto no era reflejado sólo hacía las mujeres, los hombres también buscaban una compañera digna y que los representara, alguien quien estuviese a la altura de los estándares de su apellido y de sus títulos, si es que los poseían. Orgullo y prejuicio está lleno de esta visión del mundo y del amor que se tenía en la Inglaterra de finales del Siglo XVIII, pero muestra cómo el amor supera todas las barreras, aún las auto impuestas, y cómo el tiempo sana las heridas, asimismo como el orgullo y el prejuicio son sólo dos pequeños granos de arena que se ven magnificados gracias a las convenciones sociales.



Jane Austen: amor y sátira.

Parece ser que todas las novelas de esta gran escritora inglesa, de finales del Siglo XVIII, tienen dos puntos clave en común, el amor y el cómo hacer que las relaciones interpersonales de sus personajes se vean satirizadas en situaciones que podían considerarse de la vida cotidiana de la Inglaterra provinciana del sur.


Con un conocimiento al parecer bastante amplio, adquirido gracias a la lectura y a la observación, del comportamiento humano, Austen se las arregla para incluir elementos irónicos en sus novelas, en las cuales aparecen, constantemente, los defectos humanos un poco exagerados. Jane Austen utiliza este recurso para hilar sus obras a través de un camino de aprendizaje, en el que cada uno de sus personajes va evolucionando hasta llegar a dos desenlaces: la corrección o mejora del defecto, o la total sumisión ante él.

Podemos encontrar, por ejemplo, en Orgullo y prejuicio personajes completamente estereotipados como el del clérigo adulador y la hija del medio que se siente opacada por sus hermanas. Estos personajes son llevados al límite del estereotipo, tanto así que sus participaciones se convierten en constantes motivos de risa.

No era más de esperar que, Austen, utilizara también este recurso para retratar una especie de amor sardónico, en el que hay parejas, perfectos el uno para el otro gracias a sus debilidades, como Lydia y Wickham en Orgullo y prejuicio, quienes se consolidan sólo a través del soborno, o como Jane y Bingley quienes son tan bondadosos y fácilmente manejables que se ven constantemente manipulados por otros, y quienes luego de ser separados por terceros se ven nuevamente reunidos, también, por terceros.


Jane Austen juega magistralmente con las relaciones y con las turbaciones de sus personajes para recrear así un ambiente cómodamente creíble para sus lectores.



Descarga “Orgullo y Prejuicio” 











POR: MIG ANGELLIC


UN AGRADECIMIENTO ESPECIAL A LAURA (LILLY) MICHELENA, GRAN AMIGA, FUTURA PSICOLOGA Y GRAN FANÁTICA DE ORGULLO Y PREJUICIO, QUIEN SE TOMÓ UN MOMENTO DE SU APRETADA AGENDA PARA DARME UNA ENTREVISTA DONDE HABLABA DE SU EXPERIENCIA CON EL LIBRO. GRACIAS. 

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